Translate

martes, 22 de abril de 2014

Santísimos huevos y conejos

Con chocolate se ahogan la penas

 

Vengo de un país cuyas costumbres religiosas, por lo menos en mi generación y en las pasadas, están  muy marcadas. Así que hasta que fui casi adulta, Semana Santa, era en su mayoría  tiempo de tristeza, luto, películas de Jesucristo y mucho pescado. Todo aquello que estuviera relacionado con placer era pecado.

Hoy la situación ha cambiado, y si pienso en las tradiciones religiosas que nos enseñó  la abuela, entonces confieso que vivo este tiempo de reflexión en constante pérdida.

Nunca entendí la importancia del chocolate hasta que llegué a Londres y viví mi primera Semana Santa. Todo gira en torno a ese adictivo oro negro y blanco, ante quien la gran mayoría caemos rendidos.

Dulce tentación! 

Ya que iba a pecar, decidí hacerlo por todo lo alto y escogí Harrods, una de las tiendas más exclusivas de esta ciudad.



Con mapa de la gigante tienda en mano, me dirigí al salón donde todas mis flaquezas y demonios salieron de fiesta. Y es que el diablo se disfraza de muchas maneras, pero ese olor a cacao es inconfundible. Mis ojos empezaron a saltar nerviosos por todo el lugar y sin control se sentian atraídos por conejos y huevos ricos en colores y tamaños, hasta el punto de sentirme mareada. Aviso de "el de abajo" seguro! 

Como soy atrevida, respiré profundo y resolví "organizarme". La primera reacción fue de asombro ante el detalle y lujo, palabras obligatorias a la hora de describir los chocolates de Pascua de uno de los lugares más exclusivos de Londres.


Seductivo, verdad?


Vestidos de lentejuelas! 

En medio de una tremenda excitación mientras deleitaba mi vista, tan parecida a la que sientes  como cuando haces algo prohibido, me encontré con esto: una carta en la que Su Majestad la Reina Isabel II manda a agradecer por los huevos de Pascua que una marca única le regaló. 



También tropecé con uno al que le bauticé "Patriótico". Aunque a mí lo que menos me importaba en ese momento eran sus colores, yo prefiero el "contenido". 

Para los orgullosos de su tierra

Mi paseo pecaminoso duró casi dos horas, pero como una imagen vale más que mil palabras, comparto algunas con ustedes.

Me lo como! entiendase literal
Los graciosos del grupo




El detalle, lo convierte en exclusivo
Peco, no peco, peco!



Para el final dejé aquellos que he titulado "Huevos de otro mundo", por sus precios, a los que considero surrealistas. Y me pregunto quién en la tierra los compra? Empiezo con el más económico:

Creado por el Maestro chocolatero Patrick Meertens y titulado "Bendición", su precio: 300 libras esterlinas, es decir, alrededor de 970.000 pesos colombianos. Unos 365 euros. 










Huevo de un metro de alto, hecho con chocolate belga y un costo que tira para atrás: 1.149 libras esterlinas, cerca de 3.235.000 de pesos colombianos. En Europa 1.140 euros. 


Pensado para promocionar 

Cierro con esta disparatada ausencia de la realidad, no sin antes aplaudir por las horas de trabajo detrás de estas obras chocolateras. No era para menos que dejara éste para el final. Estaba posicionado como la atracción del lugar y los visitantes más que atónitos, inmortalizabamos con lo que teníamos a mano semejante pérdida de la razón. Etiquetado con 28.000 libras esterlinas,  así como lo leen! para quienes la moneda no es familiar traduzco en cristano: casi  90.400.000 de pesos colombianos y en la zona europea hablamos de 34.000 euros. El huevo de Pascua más caro del mundo y lo vendían en la exclusiva tienda londinense. 


El creador, conoce las debilidades de una mujer

Qué tiene? Es hecho por un maestro de la chocolateria, Philippe Pascoet, quien junta los chocolates mas finos del mercado para la marca de joyería Shawish, de Ginebra. Aún va más lejos, el cliente puede elegir si mezclar este chocolate 65% venezolano con baño de oro o diamantes, según su preferencia. Como es de esperarse, por el precio,  este huevo trae sorpresa.  Un colgante de diamantes! Ahí supe que mi alma estaba perdida, había sucumbido a los bajos placeres terrenales en Semana Santa y no tenía salvación. Mezclé chocolate y diamantes, aunque sólo fuera en mi imaginación, ya que mi presupuesto no da para tanto pecado terrenal. 


Bella perdición